jueves, 29 de abril de 2010

La Wunderkammer del doctor Olbricht


He aquí que hoy traemos a Le Chambre Denon el curioso caso de un médico alemán cuya familia es propietaria de la importante empresa de cosméticos WELLA y cuya pasión se ha centrado tanto en el coleccionismo de arte contemporáneo como en la creación de exposiciones que giran en torno a la idea de la Wunderkammer.

Se trata de Thomas Olbricht, un famoso endocrino y bioquímico que ha vivido y trabajado siempre en la ciudad de Essen. De hecho, su colección es de las más significativas del Volkwang Museum (y que yo tuve la suerte de ver hace ya unos cuantos años). Comenzó con cinco añitos a coleccionar sellos y luego su interés se fue decantando por los coches en miniatura, las esculturas en pequeño formato y ya en los años ochenta del siglo XX por el arte contemporáneo. Es uno de los coleccionistas más reputados del mundo y ahora se dedica en exclusiva a gestionar su colección y a comisariar exposiciones. Su obra más reciente acaba de presentarse en Berlín, una especie de museo que él prefiere considerar como un laboratorio de arte para la experimentación de ideas. Y es que su colección, formada por más de 1.700 objetos, no lo olvidemos, se ha ido construyendo a lo largo del tiempo gracias al interés de Olbricht por temas en particular que le han obsesionado en un determinado momento, siempre con el propósito de la experimentación artística a través de la confrontación de objetos de diferentes épocas. Es una manera de ver el mundo que él luego traduce en su colección y en un espacio determinado, como si fuera una isla adonde acude el visitante, como señala él mismo en la entrevista que adjuntamos al final de la entrada.

Con estas lecturas el doctor Olbricht crea sus peculiares Wunderkammern, como aquellos mismos coleccionistas de los siglos XVI y XVII que almacenaban las curiosidades que iban llegando al Viejo Mundo procedentes del Nuevo tras el descubrimiento de América. Aquellos microcosmos tenían unas características muy definidas que el mismo Olbricht trata de recrear en sus particulares "islas". En su obsesión por el coleccionismo ha recorrido un camino personal por la historia de los museos pero a la inversa. En la actualidad, ya en la tardía madurez de su vida, su interés se ha centrado en la reconstrucción del origen mismo del museo, la Wunderkammer y en las peculiares relaciones que se daban entonces entre el arte y la ciencia. Tal y como le ocurrió en los años setenta y ochenta a la museóloga italiana Adalgisa Lugli, Olbricht experimenta con el diálogo que se establece entre las obras de aquellos siglos y las de creación más reciente.

Sus colecciones están repartidas en veinte museos de todo el mundo (como en Essen o en el Weserburg) y las exposiciones por él comisariadas como Rockers Island (Essen, 2007), Go for it! (Bremen, 2008, segunda edición de Ohne Zögern) o la que se muestra ahora en Berlín siguen centrándose en la apasionante idea de una Wunderkammer postmoderna.

Estimado lector, no se pierda usted la entrevista al doctor Olbricht realizada en el año 2007:
Rockers Island

domingo, 18 de abril de 2010

Psicología y coleccionismo

Si el propósito del museo es revelar la verdad, entonces las colecciones son su objetivo. La pregunta que los museos tienen que hacerse es si sus colecciones ayudan a alcanzar ese fin. Hay tantas colecciones diferentes como coleccionistas. Pero no todas las colecciones son interesantes y pocas merecen la inclusión en un museo. Los niños suelen reunir por lo común lo que les gusta para poder comprender el mundo y para ayudarles a establecer su identidad. Puede ser una actividad privada, restringida al cuarto del niño o puede convertirse en una muestra pública y batallan con fiereza para construir mayores y mejores colecciones; a veces ambas cosas. David Attenbourough describe cómo siendo un niño de ocho años, convenció a la mujer más guapa que nunca había visto (Jacquetta Hopkins- la que, bajo su apellido de casada, Hawkes, se convirtiera más tarde en una distinguida arqueóloga) para que visitara su cuarto para ver su museo de fósiles y otras maravillas de la naturaleza. Estaba actuando más como un pájaro, captado en una de sus propias películas de naturaleza, tentando a la hembra hacia su decorado y elaborado nido.


El deseo de coleccionar puede continuar más allá de la pubertad y los motivos para ello pueden ser complejos. La esposa de William Randolph Hearst, el magnate americano de la prensa que sirvió de modelo para Ciudadano Kane, dijo que su marido coleccionaba cosas cuando su mente estaba preocupada. Si ella estaba en lo cierto, el espectacular conjunto de tesoros artísticos que reunió Hearts en su casa en San Simeon en California era en esencia un caparazón virtual para su inseguridad. Muchas colecciones de los museos están tejidas con hilos secretos de motivos personales y psicológicos que finalmente se han reunido para beneficio público y que pueden juzgarse por su éxito si cumplen con ese propósito.

Julian Spalding, The Poetic Museum, 2002.