lunes, 18 de mayo de 2009

Día de los museos


Hoy, 18 de mayo, es el día internacional del museo. Una institución amada y denostada desde su misma creación a finales del siglo XVIII. Al menos del museo moderno tal y como hoy nos ha llegado hasta nuestros días.

Museo proviene del latín museum y del griego mouseion y su acepción originaria era casa o templo de las musas, las nueve divinidades protectoras de las artes, hijas de Mnemosyne, la memoria. Se les suele representar junto al dios Apolo, danzando en círculo, a su alrededor, de ahí que desde el punto de vista arquitectónico el templo donde se les da culto tenga planta circular. Todavía hoy los grandes museos tienen una rotonda central, en recuerdo de ese sentido primigenio, aunque también estén inspirados en el mítico Panteón romano. Así lo tuvieron en cuenta los grandes arquitectos del neoclasicismo, desde el mismo Villanueva en el Prado (aunque la rotonda quede en un lateral), hasta Camporesi en el Vaticano o el gran Schinkel en Berlín.

También en la Antigüedad la palabra museo se utilizó para denominar al mítico Mouseion de Alejandría, una gran universitas donde se reunieron los grandes sabios, así como todo el saber. Todavía no se utilizaba el término para denominar aquel lugar donde se conservaran o expusiesen colecciones.

Incluso en el Renacimiento todavía se utilizaba el término para asignar a una reunión de sabios presidida por las musas como protectoras de las artes que facilitasen la inspiración. Aunque por fin comenzó a utilizarse con la acepción actual, como ocurrió con el Museo Mediceo o el del humanista Paolo Giovio. También quedaba ligado a la memoria: un lugar de conmemoración de hechos o personajes ilustres, como el espectacular museo proyectado en el XVIII por el francés Boullée.

En realidad, el museo moderno es la suma de dos conceptos: el museo ilustrado o de la razón, que nace para poner a disposición del público una colección privada, y el museo revolucionario o de la culpa, el que surgen tras hechos vandálicos o desamortizaciones, para dar lugar a un patrimonio descontextualizado.

Aún así, las musas siguen estando presente en la raíz misma de los museos.

¡Feliz día de los museos!

domingo, 17 de mayo de 2009

La Victoria de Samotracia ha sido derrotada


"Nos preguntábamos la semana pasada si podemos llamar Victoria de Samotracia a la escultura del mismo nombre que están en el Louvre en medio de un río de turistas, que se impiden unos a otros contemplar su abrumadora belleza con sosiego y en silencio. Si no la habíamos destruido entre todos. Como vimos, muchos de aquellos turistas ni siquiera se moletaban en levanar los ojos y pasaban de largo, mientras otros se contentaban con fotografiarse junto a ella, obteniendo la prueba de que estuvieran allí.

En realidad todos ellos parecían haber ido únicamente a rozarse con un ídolo sagrado. Necesitaban impregnarse en su aura de icono. Se viene diciendo desde hace décadas: los museos ocupan el lugar reservado antiguamente a las catedrales, y han heredado de la religión su prestigio y el de sus tesoros. Los mercaderes, sensibles al oro, al incienso y a la mirra, se han instalado en ellos en cuanto han podido. ¿No nos lo recuerdan todas esas tiendas de catálogos y suvenires que el visitante tiene que cruzar antes de dejar definitivamente cualquiera de los museos modernos, a menudo todavía más congestionadas de gente que sus propias salas? Cuánto nos escandalizamos algunos hace años al saber que en su visita al Museo del Prado, Andy Warhol no había pasado de la tienda de postales. Cuánto lo incomprendimos. Hoy sin embargo vemos que fue el único sincero al confesar que o necesitaba en absluto del arte, y por esa razón lamentamos que su ejemplo no haya cundido lo bastante entre cuantos siguen yendo a los museos del mundo sin tener tampoco una necesidad mayor de visitarlos, pudiendo dejarlos a disposición de quienes sí parecen tener alguna razón de peso para hacerlo.

La gente común, al contrario que Warhol, no puede permitirse ser snob, sin embargo, porque no le dispensan el glamur que a él le dispensaron ni tiene el dinero que tuvo él, y necesita, sobre todo, algo en lo que creer. Dios ha muerto, pero le ha sustituido la cultura, y por esa razón podemos decir también: la cultura es hoy el opio del pueblo. Puede que, como ocurría hace siglos con Dios, la gente común no crea tampoco en la cultura, pero cree, desde luego, en el oro, el incienso y la mirra, y acude a buscarlos a los museos, y a rozarse con ellos y, a ser posible, a inhalar sus emanaciones y estupefactarse con ellas.

Hay quienes piensas que áun estamos a tiempo de salvar nuestros nuevos dioses antes de convertirlos en ídolos. No sólo porque la contaminación de una sobreexposición reiterada pueda acabar con ellos (ocurrió con las cuevas de Altamira, felizmente cerradas al público). Es más peligrosa aún la sobreexposición de la banalización, que acaba convirtiendo a Van Goghen una camiseta, a Mozart en una sintonía de móvil y a Venecia en un destino masivo para recién casados de todo el mundo que suelen tener allí, como consecuencia del frenético ambiente callejero y de los precios, su primera disputa conyugal. Fue difícil llenar los museos de visitantes, pero más difícil va a ser aún vaciarlos de ellos, lo que deberá ocurrir antes de que la Victoria de Samotracia se convierta en el Pato Donald, como quería el resentimiento de Warhol."

Andrés Trapiello, "La Victoria de Samotracia ha sido derrotada (II)", Magazine, 17 de mayo de 2009.

martes, 5 de mayo de 2009

Toda la memoria del mundo


"Confronted with these bulging repositories, man is assailed by a fear of being engulfed by this mass of words. To ensure his liberty, he builds fortresses. In Paris, words are imprisoned in the Bibliothèque Nationale. Everything printed in France can be found here..."

Alain Resnais, Toute la mémoire du monde (1956)
Música: Maurice Jarre.