"¿El coleccionista? Un maniático inofensivo que pasa el tiempo clasificando sellos de correo, pinchando mariposas con alfileres o deleitándose en la contemplación de grabados eróticos. O bien, por el contrario, un especulador ladino que, so pretexto de amor al arte, compra a bajo precio obras artísticas para revenderlas haciendo fabulosos beneficios. O, también, un señor de la alta sociedad que ha heredado un castillo y muebles de época, y posee una colección de cuadros, los más bellos de los cuales permite reproducir en las páginas satinadas de las revistas de moda. Tres imágenes, tres opiniones, pero las tres tienen un común que presenta a un personaje anecdótico. Al coleccionista no se le toma en serio más que cuando las cantidades que baraja se vuelven impresionantes. Sólo suscita maravilla y respeto la colección-inversión guardada en el sótano de un banco que vale más que su peso en oro. De otra manera no se ve en el coleccionismo más que un entretenimiento narcisista y un poco frívolo. Una bagatela."
K. Pomian, La colección, entre lo visible y lo invisible. París, 1987.
K. Pomian, La colección, entre lo visible y lo invisible. París, 1987.
4 comentarios:
Qué grande es Rockwell.
Como coleccionista de colecciones diversas ;-) me reconozco en la incomprensión que muchas veces se tiene de los que guardamos y guardamos y guardamos, enseguida viene la etiqueta de "síndrome de Diógenes", consumista, materialista, acaparador... ¿pq no enamorado de aquello que me hace disfrutar?
Sí que es cierto que no necesitas tener constantemente al alcance de la mano tal libro/comic/disco/peli/etc pero tampoco necesitas tener constantemente a tu lado a tus seres queridos y prefieres vivir cerca de ellos o incluso con ellos.
Pos eso.
¡Hola, mi coleccionista de blogs favorito (entre otras cosas, of course)!
Sí, qué grande Rockwell... y qué incomprendido en su época, ¿verdad? Criticado por reflejar la placidez del american way of life en momentos en los que el arte iba por otros derroteros.
Lo que me gusta de esta imagen es que le dijo al mundo: "¿Lo ven? Puedo pintar como Pollock si me da la gana".
Yo también soy de las que guarda y guarda... mi casa en un caos y el orden no es palabra que vaya conmigo. Sorprendente en alguien obsesionado con las instituciones en las que se almacena y ordena el conocimiento...
¡Un saludico!
Rockwell arrastró la popularidad (en el sentido más pedestre del término) casi como un estigma por parte de la crítica, que le veía básicamente como un ilustrador de portadas de semanarios, cuando era el gran retratista de la América de mitad de siglo, alguien capaz de extraer la esencia de la gente de su país, de las costumbres, del comportamiento... un auténtico destilado de lo más típico (y a veces tópico) de ese país durante décadas.
Lo malo es que le cogió en el momento en que las vanguardias se popularizaban tb y la crítica se rendía por fin a la abstracción, en mi modestísima opinión una rendición innecesaria, ya que una cosa es otorgar mérito a le evolución de la expresión y otra elevar a los altares a lo antifigurativo "per se", "pq yo lo valgo", permitiendo por el camino que se suba al carro cualquier embadurnacartones con un mínimo sentido de la combinación cromática.
Volviendo a nuestros "díogenes" ;-) en mi caso creo que sí he logrado un orden doméstico bastante enseñable, quizá menos del que aún me gustaría, pero al menos logro tenerlo todo en sus estanterías contenido sin que parezca que estoy a punto de desaparecer en medio de un incontenible caos multidisciplinar.
En el mundo del home-cinema, el hi-fi y demás, donde hay aficionados que albergan en sus domicilios equipos hipermageloplásticos de muchísimos euros pero no siempre de armoniosa estética, se habla del "factor WAT" para referirse a las siglas en ingles de "tasa de aceptación por parte de la esposa" de cachivaches tipo altavoces gigantescos, pantallas gigantes, proyectores colgando del techo, cables por todos lados...
Una WAT permisiva te dejará tener el salón con un televisor grande que te cagas (que decía el bueno de Renton en "Trainspotting"), un proyector FullHD colgando del techo (es un aparato del tamaño de una mesita auxiliar de tamaño mediano) y demás.
En mi caso yo soy mi propio WAT y eso me coarta bastante a la hora de que mi casa no termine pareciendo un indescriptible batiburrillo en el que convivan treintamil comics, media docena de portátiles, trecientos móviles de esos viejos tipo zapatófono, un cuadro de Pedro Cano de 2x2 metros, varios posters de Star Wars, el farol frontal de una locomotora de vapor, un reclinatorio de mi bisabuela, una máquina recreativa del Out Run (de las que había en los bares), un piano de pared de otra de mis bisabuelas, una garra de Lobezno escala 1:1 puesta sobre un televisor Philips de los años 50 convenientemente vaciado para albergar un LCD, una lámpara de pie hecha con un tornillo de metro y medio de altura que me llevé a rastras una noche de un molino de batán que iban a derruir... en fin, creo que lo que debería hacer algún día es empezar a cobrar entrada ;-)
Maestro Rentero, ¡me descubro el sombrero!
Pedazo de comentario que podría ser una entrada de este blog. Me ha encantado la descricpión de su "espacio interior" (el interior es el lugar del refugio del arte y el coleccionista es el verdadero inquilino del interior, que decía Walter Benjamin) o museo personal o su Wunderkammer o como quiera llamársele. Genial esa mezcla de artilugios, la garra de lobezno, el piano de la abuela, Star Wars y Pedro Cano :D
Qué gracia lo del factor WAT... ¡es buenísimo! :DDD
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